La biblioteca no solo sirve para estudiar

El uso que se hace de las bibliotecas ya no es solo la consulta de libros o disponer de un espacio para el estudio. Vamos mucho más allá, aunque para la sociedad en general, continúa siendo eso.

Hace algunos días cayó entre mis manos el siguiente artículo: La biblioteca del futur té impressores 3D i eines de bricolatge.

El artículo nos plantea el cambio de concepto de biblioteca. ¿Debe seguir siendo solo un lugar de silencio para el estudio y custodia de los libros impresos? La realidad obliga a plantearse alternativas de servicios en estos equipamientos, ya que, a día de hoy, esa definición queda desfasada y fuera de contexto.

Los usuarios actuales disponen de unas necesidades muy diferentes a las de antaño. Y creo que en nuestro país vamos tarde. El uso que se hace de las bibliotecas ya no es solo la consulta de libros o disponer de un espacio para el estudio. Vamos mucho más allá, aunque para la sociedad en general, continúa siendo eso.

Ejemplos como el que se expone en el artículo ayudan al cambio conceptual.

Si realmente queremos que las bibliotecas sean espacios abiertos, impregnen de conocimiento a la sociedad y sea un eje vertebrador de la cohesión, el planteamiento de los equipamientos debe basarse en las necesidades reales (no teóricas y ancladas en el pasado) de los usuarios. Pero, ¿la sociedad y la política realmente quieren apostar por ello?

Si bien es cierto que los Spacemakers están de “moda” y que las bibliotecas pueden ser un lugar ideal para desarrollarlos, es de obligado cumplimiento plantearse con anterioridad lo siguiente:

  • Las necesidades de los usuarios, tanto activos como potenciales; ¿les preguntamos?
  • La diferenciación de espacios por usos y multifuncionales; ¿invertimos en ello?
  • Material y herramientas para el desarrollo de proyectos (no solo el día de la inauguración); ¿eliminamos el concepto de corto plazo y beneficios inmediatos?
  • Formación del personal para la dinamización, adecuación y correcto uso de espacios y materiales; ¿los cursos de 10-20 horas son suficientes?
  • Avanzarse a la tecnología y no ir a remolque. Existen bibliotecas que aún funcionan con adsl o la señal débil de wifi no llega a todo el equipamiento; ¿es cuestión de presupuesto o de voluntad?
  • Cambio de “chip” en la alta dirección; ¿continuamos abriendo nuevas bibliotecas donde la mayoría del espacio está destinado a la acumulación de libros impresos con ingentes cantidades de estanterías?
  • Cambio de “chip” en la sociedad y en la política; ¿por qué inauguramos bibliotecas mayoritariamente en años electorales?

Desconozco cómo será el desarrollo del modelo de biblioteca del futuro en nuestro país, si bien podemos augurar que dejarán de ser el santuario silencioso que quieren mantener algunos “eruditos”.

La biblioteca pública no solo sirve para estudiar
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La realidad supera la ficción (en este caso a la experiencia del día a día). La nueva biblioteca de Hèlsinki es un modelo a seguir, pero no basta con abrir un equipamiento. En nuestro país, los nuevos agentes implicados deben moldear y desafiar a las viejas élites acomodadas, haciendo que el conjunto de la sociedad experimente y asuma el pensamiento crítico y disminuya la brechas sociales gracias a los equipamientos bibliotecarios.

Si la apuesta por un modelo similar al de Finlandia es firme, seguro que construiremos un mundo más justo.


Bibliografía

HAAVISTO, T., LIPASTI, P. y SAULI, A., 2017. Amb la ciutadania : planificació de la nova Biblioteca Central d’Hèlsinki. BiD: textos universitaris de biblioteconomia i documentació [en línea], vol. 38. DOI 10.1344/BiD2017.38.12. Disponible en: http://bid.ub.edu/38/haavisto.htm

ROGERS, T., 2018. La biblioteca del futur té impressores 3D i eines de bricolatge. Diari Ara [en línea]. Hèlsinki, 10 diciembre 2018. Disponible en: https://www.ara.cat/cultura/biblioteca-futur-impressores-eines-bricolatge_0_2140585934.html

VALLS, A., 2013. Gestión integral de bibliotecas. 1. Barcelona: FUOC. ISBN B-21.561-2012.

Publicado por Juan Francisco Sánchez-Aguililla Gámez

Creo en el trabajo diario y en el valor de las bibliotecas.

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